LO QUE HACEMOS

NUESTRO TRABAJO

Los Guías nos dirigieron en un proceso de varias fases para instalar un “Programa energético o de Información” y una “Superestructura espiritual” que lo activa en nuestra zona de creación porque el Mérkaba crea y controla la traslación de tiempo y es el eslabón entre dimensiones de Luz.

Se llama así porque el Mérkaba o Estrella tetraédrica es el patrón geométrico sagrado que está desde la base de nuestro trabajo.

Con la “Superestructura” el planeta reconecta con otras dimensiones en su misma zona espacial y -aún más allá- en el Infinito Hiper-Espacio hasta las más altas esferas, re-ligándonos con las inteligencias de las Regiones Mayores de Conciencia.

El trabajo se ha hecho en varias etapas y cada una de ellas tiene diversas fases.

La primera etapa fue la creación de tres Interfases reticulares, que circundan nuestro planeta, como una techumbre de tres niveles. Su función es, en primera instancia, servir de enlace entre los segmentos de la Superestructura y traducir los Códigos de Información entre esas mismas partes.

En una primera etapa, trabajamos sobre Costa Rica. Posteriormente, en una segunda, sobre Houston, Texas y Bogotá, Colombia - enlazadas con Costa Rica- y en una tercera etapa, continuamos sobre cada país de América, para lo que tuvimos la ayuda de otros Trabajadores de Luz del continente.

También dos Computadores u Ordenadores fueron activados sobre el territorio de Costa Rica y en dos etapas diferentes, para captar y traducir los Códigos Lumínicos que llegan del Cosmos y actúan para la Elevación de la Conciencia Humana junto a los seres del mundo animal, vegetal, y mineral.

El primer ordenador procesa la información en el sistema binario mientras que el segundo complementa y acelera las tareas del primero. Juntos, cumplen la función de un “Computador Cuántico”, que decodifica a velocidades inconcebibles a nuestras mentes, las fórmulas Lumínicas Múltiples de las etapas más avanzadas del Programa Creativo.

A estas partes básicas de la Superestructura se le agregó la creación o implantación de un Diamante que, desde Costa Rica, recibe y destella los “Códigos Espirituales del Nuevo Programa de Conciencia” , que transformará a la humanidad y a todo lo que habita el planeta.

Los doce “lados” del Diamante son puertas por donde ingresan frecuencias energéticas que los Guías llaman “Descendencia del Espíritu”: Amor, Fe, Mansedumbre, Armonía, Bondad, Paz, Paciencia, Gozo, Benignidad, Concordancia, Templanza y Plenitud.

Estas frecuencias vibratorias son cualidades que distinguirán a la “Nueva Humanidad”, manifestando al Espíritu Divino en su forma de Ser, llevando a los seres humanos a un estado de Humano Cósmico. Con ellas la humanidad estará vibratoriamente preparada para un reencuentro con los Seres Superiores de Luz.

El centro del Diamante tiene impreso el Ojo del Divino que como un sello indica que nuestro mundo está listo para la instalación de un programa que cambiará su estado de consciencia.

En otras etapas fueron establecidas conexiones con doce sistemas estelares en nuestra Zona Creativa. Esto implica que nuestro planeta Tierra está recibiendo códigos de información de esos sistemas. A estas doce conexiones los Guías las llaman: los Pilares de la Tortuga.

Con indicaciones de los Guías, en cuanto coordenadas celestes, se hicieron tres “Pliegues” en el espacio/tiempo, con los que se cubrieron las influencias de rigor de algunos astros y sistemas estelares sobre nuestro planeta. Al mismo tiempo, se atrajeron frecuencias benévolas al centro de la Vía Láctea, influenciando también nuestro Sistema Solar. Además, uno de los “pliegues” atrajo tres zonas de Gobierno Espiritual Superior a nuestra región estelar inmediata.

También se creó un sistema de ductos de energía llamados “Gabones” por los Guías. Los Gabones trasladan hacia el Polo Norte la Luz-Información que ingresa al Diamante para que, junto al Mérkaba interno del planeta, que como un corazón pulsa energía continuamente, sea distribuida por la superficie terrestre en una espiral de color rosa.

Como una asignación, durante los años 2002-2003, trabajamos varias “matrices” de ADN y elaboramos para nuestro uso, y con instrucción de los Guías, esencias de flores silvestres de nuestro país para realizar una integración con el mundo vegetal. Lo mismo se hizo con el mundo mineral.

En el último período incorporamos el uso del color y el sonido, que se sumaron a la oración y meditación practicadas desde un inicio.